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Monday, May 9, 2011

Aaaaaaah ¡con que por eso los papás van a Mc Donald's!

Este fin fue de celebración, Día de las Madres en Canadá y mi aniversario de bodas. Celebré tal y como puede celebrar la mamá de una Frijolita de dieciséis meses, embarazada de dieciocho semanas y casada con un Chef... solita y en mi casa (¡prrrrurum, psssst!), pero cero drama, la verdad es que fui muy feliz disfrutando a mi chavita y reflexionando sobre lo sumamente afortunada que soy al tener a ese par de güerejos en mi vida (¡más el que viene!).

Fue un fin de semana sumamente productivo, afortunadamente me sentí muy bien, así que aproveché el tiempo al máximo haciendo algunas de las cosas que más me gustan: limpiar y ordenar la casa (y no, no es sarcasmo, de verdad me gusta jojo, ya sé pateeeeeeeetica). 

Como además de Día de las Madres era mi aniversario, decidí cocinar para mi Maple Pie su platillo mexicano favorito (rajas con crema) y uno nuevo para él (tostadas de tinga de pollo). Así que el sábado lavé toda la ropa, organicé los clósets de los tres y llevé a la Frijolita y a Xuni a dar un paseo por la marina con la intención de llegar a la tienda de helados. ¿Han intentado sacar solas a una perrita loca y una niña pequeña en triciclo de principiantes estando embarazadas? ¿Noooooo? ¡Pues no lo hagan jamás! Qué helado ni qué nada, creo que la libré por tres cuadras o algo así y tuve que regresarme ante una pug que respiraba como si le fuera a dar un infarto fulimante, una niña que no cesaba de quitarse los zapatos y lanzarlos a la calle, un triciclo que no cooperaba conmigo y una serie de construcciones en la marina que bloqueaban mi paso. Pero no teman, el helado me lo compró el esposo después porque me llevó en coche a la tienda, jojo.

Antes del helado, el Maple Pie, que salió temprano para pasar un rato con nosotras, nos llevó al veintiúnico restaurante decente que tiene este pueblo del averno (no miento... pero exagero, hay como dos restaurantes decentes, quizá tres, pero este es el que nos gusta más). La Frijolita siempre se porta bien en los restaurantes, pero es mucho pedirle a un niño pequeño estarse quieto por más de quince minutos habiendo tantas diversiones potenciales a la mano como saleros, menús, otros comensales, muchas sillas, mucho espacio, etc., así que después de ordenar nuestras bebidas, el esposo y la Frijolita se dispusieron a "pasear" por el lugar para distraerla.

Así que ahí estaba yo, disfrutando de mi refrescoooote (ash, ya sé que no debería tomar refresco, pero era día de fiesta) cuando de repente por todo el restaurante se escuchó el agudo y estridente ruido de la alarma de incendios; todos los comensales comenzaron a voltear para todos lados y yo de plano me pregunté si era hora de salir corriendo y comencé a buscar con la mirada a mis güerillos. Cuál sería mi sorpresa al encontrarme con que ahí estaba la Frijolita con la manota en la alarma de incendios mientras el esposo, rojo como jitomate, y sonriendo nerviosamente decía "ay perdón, fue mi hija, jijijiji, perdón, perdón".

Zaz

Ya me veía yo saliendo escoltada por el manager con mi cara de vergüenza y veía la foto de los tres pegada en la entrada bajo un letrero de "prohibido el paso a estos revoltosos". El esposo regresó a la mesa (tomando el camino largo para que nadie lo viera, por supuesto) y de inmediato se puso a darme explicaciones ante la cara de perro encolerizado que seguramente le puse. Resulta que la Frijolita, que siempre se porta bien, se ha vuelto muy ágil y en un dos por tres de repente se subió al silloncito arriba del cual está la alarma contra incendios y "pum" presionó el botón rojo... porque si algo le ha enseñado Fisher Price es que los botones rojos son para apretarse porque hacen cosas chistosas como, hey, ese sonido agudo y estridente que de repente llena el lugar.

Cuando la mesera llegó con nuestras bebidas nos dedicamos a ofrecer disculpas y "mire, ella siempre se porta bien, no sé qué pasó, es que me distraje, le juro que no vuelve a pasar ¡por favor no nos corraaaaaaaaaaaan!". A lo que más le temíamos era a que llegaran los bomberos y nos multaran por miles de millones de dólares y tuviéramos que vender un riñón, pero afortunadamente, el manager les llamó con tiempo evitando un problema mayor. La mesera, muy linda ella, nos dijo que la alarma andaba medio sensible y llevaban muchos incidentes donde se activaba sola, así que no teníamos de qué preocuparnos.

Pasado el oso -y tras una muy generosa propina y haberle comprado un trago al manager para que no nos odiara para siempre- el esposo me dijo "¡¡con que por eso los papás van a Mc Donald's!!" y a mí también me cayó el veinte. Pues sí ¿dónde más puedes dejar a tus hijos ser niños sin estar "no hagas ruido, no jueges con el tenedor, no molestes a la señora, no corras"? Si dan lata les quitas los zapatos y los metes a los jueguitos mientras los observas tras un vidrio estratégicamente colocado frente a una barra con banquitos y ya está.

Claro, renuncias a una buena comida y te embutes las arterias de grasas saturadas y sodio, pero estoy segura de que en Mc Donald's la alarma contra incendios está lejos de las manitas de los niños. No me malentiendan ODIO Mc Donald's y creo que prefiero que mi hija tome aceite directo de la botella a darle un solo Mc Nugget, pero entiendo el éxito del concepto entre las familias.

Supongo que el debate es viejo ¿tienen derecho los papás con niños pequeños a ir a restaurantes decentes o deben restringirse a los restaurantes de comida rápida o los "children friendly"? Los solteros, y los niñofóbicos dirán que sí, que somos como leprosos y deben tenernos lejos, muy lejos de los demás, exiliados fuera de los aviones, fuera de las tiendas y fuera de los restaurantes. El sábado, sin duda, le dimos un muy buen argumento a quienes piensan así.

Pero bueno, así es esto, y además ya tenemos una anécdota que contar, tipo la que mis papás SIEMPRE cuentan sobre la vez que fueron al Sanborn's de los Azulejos y tuvieron que huir despavoridamente gracias a un desastre incontrolable en mi pañal (en una época en la que no había lugar para cambiar pañales en los baños). Según cuentan, pasaron años para que volvieran a salir a comer a un restaurante... bueno, ya veremos si nosotros nos volvemos a animar (a lo mejor sí, somos muy descarados).

Pero volviendo al Día de las Madres/Aniversario de bodas...

Tras un sábado productivo, me dispuse a vivir un domingo aún más productivo. Me levanté temprano no porque me guste madrugar sino porque la Frijolita no comprende el concepto de "fin de semana" y me dediqué a: cambiar a la Frijolita, darle de desayunar, sacar a Xuni a hacer pipí, jugar con la Frijolita, cocinar la tinga y las rajas con crema, lavar tooooodos los platos y cazuelas, limpiar a fondo la cocina (incluyendo el piso), doblar toda la ropa lavada, aspirar y limpiar a vapor las alfombras y los sillones, lavar los baños, hacer la cama, subir a la Frijolita para su siesta, ver tele, hablar con mi mami por Skype antes de que se fuera a la Marcha Nacional (eres mi máximo mami), checar Facebook y Twitter, sacar todos los DVD de sus cajas y ordenarlos alfabéticamente en carpetas alejadas del alcance de mi niña (para evitar que la Frijolita siga con el hobby de sacar toooodas las cajas y botarlas por toda la casa) y otras cosas que seguramente se me olvidan.

Al llegar el esposo, calenté todo y le serví de comer; cuando le conté todo lo que había hecho en el día me dijo "are you on crack??? How do you have time for all of that!!??" (algo así como "¿estás en drogas? ¿Cómo haces para tener tiempo para todo eso?". Yo contesté un simple "¡tururú!". La verdad fue un gran halago, yo no sé cómo le hago, pero lo hago, supongo en parte porque no me sé quedar quieta por mucho rato y me desespera el desorden, pero creo que la mayoría, sino es que todas las mamás, hacemos lo mismo y mucho más porque... no nos queda de otra, así este negocio.

Por la noche, vi al esposo hacer una listita y al preguntarle qué era me dijo "estoy viendo qué  bola de cosas puedo hacer mañana que no voy a trabajar para que no pienses que soy un flojo inútil mientras tú eres Super Mamá". Repito, el halago del año.

Así que no me queda más que felicitar a todas las que, como yo, hacemos que nos rinda tiempo, dinero y corazón para hacer todo lo que nos corresponde y hacerlo con todo el amor del mundo

¡Feliz día a todas las Super Mamás en todos lados!

4 comments:

  1. Yo prefiero ir con mi hijo a un sitio donde no nos deje en vergüenza, cuantos más niños haya, mejor. ¡Y a mi me encanta el McDonald's! jaja

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  2. Interesante anécdota!!! Seguro todos hemos vivido algo parecido!! Sabes, te he estado leyendo desde hace un tiempo y me parece que eres una valiente: tu peque tan pequeña y de nuevo embarazada!!! Me quito el sombrero!!! Con tu anécdota yo también entiendo porque los papás llevan a sus hijos a Mc Donalds. Pronto Sara crecerá y seguro yo seré una más..

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  3. Hola,
    Te he dejado un premio en mi blog
    www.educandoacuatro.blogspot.com
    Pásate a recogerlo.

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  4. PReciosos! Me encantó! De nuevo mi esposo y yo encantados con las anécdotas! Así es, la súper mami! hace todo en un santiamén y todavía tiene fuerzas para dar un gran abrazo y un beso a cada uno de sus güerejos! Bendiciones para tí y tu familia!

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