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Friday, October 15, 2010

La Frijolita VS El Surround System

Hace como tres meses, el esposo quiso satisfacer uno de sus caprichos y se compró un sistema de sonido surround. A mí esas cosas no podrían importarme menos, pero si tener un montón de bocinas por todos lados lo hace feliz, pues venga.

Él estaba emocionado porque si hay algo que nos gusta, es sentarnos a ver películas juntos, y qué bueno que nos gusta, porque después de nacer la Frijolita fue una de las pocas cosas que podíamos hacer. Cuando ella era una recién nacida, no podíamos salir porque yo estaba recién operada (auch, la cesárea), tenía muchos problemas con la lactancia que no me dejaban moverme bien del dolor y sufría del famoso baby blues que me hacía llorar a la menor provocación. Por si fuera poco, apenas y tenía tiempo de bañarme, así que mucho menos podía pasarme horas maquillándome o peinándome y mejor ni les cuento del drama que se suscitaba cuando trataba de vestirme y confirmaba lo que ya sospechaba: que mi cuerpo era una zona de guerra y parecía más una ballena que una mujer. Así que mejor nos quedábamos a ver películas y series en DVD.

Los recién nacidos son la onda, sí claro, te levantan cada dos horas en la noche para comer, los tienes que cambiar a cada ratito y requieren de mucha atención, pero no por muchas horas porque lo único que hacen (además de comer y hacer pipí y popó) es dormir, además de que como no se mueven mucho, se la pasan quietecitos, como tamalitos en donde los tengas, los brazos, la cunita, tu cama... aaaaaah, tan lindos los recién nacidos.

Además, no se dan cuenta de lo que estás viendo en la tele mientras duermen, así que no creo que la Frijolita recuerde que vimos la saga completa de Saw mientras ella estaba acostadita a nuestro lado ni que fue cuando ella era una bebecita que nos clavamos con The Big Bang Theory.

Nuestra deliciosa rutina de ver películas juntos continuó por muchos meses, y se fue modificando de acuerdo al crecimiento de la Frijolita, que dejó de ser un bodoquito inmóvil para convertirse, primero en un molotito que amenazaba con rodarse del sillón, y después en un torbellino que gatea más rápido de lo que yo pudiera haberme imaginado, que quiere agarrar y jalar todo lo que encuentra a su paso, que le jala la cola a Xuni, que se para y se cae todo el día y que en definitiva no conoce, ni le interesa, el concepto de estarse quieta dos horas seguidas (vaya, ni cinco minutos).

El día que el esposo compró su sistema de sonido fue el día que nos dimos cuenta de que había que dejar las películas para cuando ella estuviera dormida y en su cuna (algo que no pasa muy a menudo por periodos de más de una hora), y digamos que lo aprendimos a la mala.

A él se le ocurrió que no había mejor forma de estrenar su juguetito que con una película de guerra porque obviamente los efectos de sonido se escucharían fabulosamente "¡como si estuviéramos ahí!", dijo él, muy emocionado. Yo accedí aunque ODIO las películas de guerra pero pedí que fuera algo "de guerra, pero no tan de guerra" y nos decidimos por Triage (muy buena en mi opinión, por cierto).

Todo iba muy bien, la Frijolita y yo estábamos sentadas en el sillón jugando, ella sin siquiera voltear a la televisión, cuando de repente... 

 ¡POOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!

El esposo tenía razón, la explosión principal de la película se escuchó casi como si estuviéramos ahí... pero claro, nosotros sabíamos que no estábamos "ahí", pero la Frijolita no y pegó semejante grito de terror mientras levantaba sus manitas... sólo le faltó gritar "¡aaaaaaaaah, nos invadeeeeeeen!".

Yo me salí corriendo de la sala hacia el jardín y comencé a distraerla... ella, sin llorar, pero cautelosa, comenzó a voltear para todos lados como diciendo "yo escuché algo ¡aquí pasó algo!", pero al no ver nada sino mi sonrisa tonta de "jiji, perdón" hizo una cara como de "eeeeeeh, jeje, qué oso ¿eda? Lalala, no pasó nada", y ambas fingimos demencia y volvimos a entrar a la casa.

La verdad es que al esposo y a mí nos dio un poquito de risa (oqueeei, mucha), de esa risa nerviosa y culposa porque a la vez nos sentíamos de la patada de haberle provocado tremendo susto a la Frijolita, pero de alguna manera ese incidente fue un despertar para nosotros. Nuestra bebé ya no es nada más un bodoquito que casi no interactúa con su medio y se dedica a dormir y comer, ahora la Frijolita ya es una niña que comienza a estar mucho más al pendiente de su entorno y a recibir todos sus estímulos al por mayor.

Por supuesto, el incidente de la bomba en surround nos llevó a ser mucho más cuidadosos con qué estamos viendo cuando ella está presente y a tratar de mantener el nivel de ruido lo menos intrusivo posible para que no esté con sus sentidos alterados todo el tiempo.

Yo, la que se preguntaba con cierto hartazgo "ay ¿por qué los papás a fuerza tienen en la tele todo el tiempo cosas para niños? Guácala", ahora soy fan de Handy Manny.

¿Y el surround system? Ahí, sirviendo de reproductor de DVD, esperando a que sea de noche para que veamos películas, sin explosiones, y a volumen medio.

Frijolita 1- Surround System 0.

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