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Friday, February 4, 2011

Mi Frijolita ya tiene un año

En realidad, ya tiene casi catorce meses. No puedo creer lo rápido que ha pasado el tiempo, sobre todo porque hay días, semanas tal vez, en que la labor de tener un hijo puede ser tan difícil, tan pesada, tan cansada, que parece que el tiempo pasa muy lento, pero de repente, en lo que menos te das cuenta ¡ya tiene un año!

Ya tiene más que un año de que un amigo me dijera que mi vida iba a dar un giro de 360°, una frase que no es posible entender del todo hasta que vives en carne propia la gran revolución en tu vida ocasionada por esa persona pequeñita, indefensa, perfecta.

Y así, como hay días que parece que el tiempo no pasa, otros días me parece que todo pasa demasiado rápido, que va creciendo muy de prisa, que no es posible que ya tenga un año si apenas ayer la traía en mi vientre. A veces la veo y me dan ganas de congelar el momento, de guardarlo así como es en mi memoria y mi corazón, para volver a él una y otra vez y verla de nuevo chiquita, sin dientes, con los puñitos cerrados, o diciendo "mamá" por primera vez, o riéndose a carcajadas o probando las uvas y diciendo "mmmm" o descubriendo que se puede parar.

Todavía recuerdo aquél día, cuando la Frijolita acababa de nacer, que yo no podía hacer otra cosa que verla, me maravillaban los plieguecitos de su piel, su dedo chiquito del pie, el tamaño de sus orejitas, el olor a leche de su aliento. Recuerdo cómo torpemente describí  a mi propia mamá el amor maternal que siento por mi hija diciéndole "es que... simplemente, la amo, así sin conocerla, sin saber nada de ella, la amo completa e incondicionalmente". Para mí, así es el amor por un hijo, es como enamorarte perdidamente, y para siempre, de un desconocido del que no sabes nada, ni siquiera si él te quiere a ti, y que ello no importe en lo absoluto. 

A veces quisiera regresar el tiempo y corregir los errores cometidos. Quisiera volver al principio y tratar de amamantar mejor y por más tiempo, quisiera haber colechado desde el inicio para no pasar por tantos tormentos a causa de la falta de sueño de todos, quisiera haberle quitado la pulsera con la que se rompió el diente para no haber tenido que hacerla pasar por aquella traumática extracción. A veces quisiera pedirle perdón por los días en los que la paciencia se me ha agotado y por los días en los que el tiempo no me ha sido suficiente.

Hay días que no puedo creer lo grande que está ya, y me cuesta imaginar los días en los que era tan pequeñita que toda su cabeza me cabía en la mano. Recuerdo con nostalgia todo el año pasado, pero a la vez siento una gran felicidad al vivir esta etapa en la que, poco a poco, va saliendo a la superficie su personalidad y nos va mostrando que ella es ELLA. La Frijolita es una niña a la que le gustan los baños en tina, le gusta bailar y le gustan las moras azules; es una niña que sabe ladrar y le contesta a Xuni y a los demás perros, no le gustan las puertas abiertas y pasa el día cerrando todas, le gusta jugar peek-a-boo y ya sabe para qué es un teléfono y cómo se contesta ("helloooooo? Hi!!"); es una niña cariñosa a la que no le gusta traer zapatos y escupe el pollo con arroz. La Frijolita no es como su papá ni es como yo... es ella misma, lo sabe y lo sabemos.

Hace unas semanas leí en un blog que un hijo te hace darte cuenta de que, por primera vez en la vida, tienes verdaderamente algo que perder... es lo más cierto que he leido. Es un pensamiento aterrador, pero que a la vez me hizo darme cuenta de que, en verdad, no hay nada más importante qué perder, ni un trabajo, ni una oportunidad de estudio, ni una casa, dinero o cosas materiales, vamos, ni un amor; un hijo se convierte en una parte tan importante de tu vida que ya nunca nada es igual. Ya no me importa tanto ni me afecta igual si la secretaria es una grosera que se pasa el día amargándome la existencia o si no cuajó el proyecto que tanto deseaba, al final del día, está ella, con su sonrisa de oreja a oreja y sus besitos mojados que me dice "hi mama!" y se que todo está bien.

Felicidades Frijolita, ya cumplimos un año juntas. Qué maravilla ser testigo de tu vida, acompañante de tus primeros años, compañera y guía en tu descubrimiento del mundo. Ha sido el año más enriquecedor y más difícil de mi vida y no podría estar más agradecida con la vida y contigo por ello. Gracias.

3 comments:

  1. Muchas felicidades a las dos, por este año de descubrimientos y nuevas experiencias.

    Me encantó tu post, me conmovieron tus palabras.

    Un abrazo para las dos.

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  2. Hola de nuevo... me siento tan identificada... somos mamás contemporáneas... mi hijo también tiene 15 meses... así que felicidades por ese primer año de mamá debutante...
    Saludos!

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  3. Waoooo!!! no sabes como me ayudado leer tu blog. soy de Perù con un bebe de 10 meses , yo con 22 años, cambio mi vida por completo cuando me entere que estaba esperando un bebè. Ser primeriza a mi edad??? quize hacerlo todo bien al igual que tu con el parto y la lactancia y igual termine en cesarea y con biberon y pecho a la vez. Aveces me siento tan sola. y leer tu blog me ha ayudado mucho no soy una super mamà pero en definitiva volveria a pasar por todo nuevamente. mil gracias .. no sabes como me haz ayudado. Shirley.Perù

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