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Wednesday, April 6, 2011

¿Por qué sufrirla? ¡Hay que (tratar) de disfrutarla!: La (ne)cesárea, parte I

Como ya todos saben, mi sueño dorado siempre fue tener un parto natural, de preferencia acuático, tan chairo como fuera posible, casi que con incienso, chamán y guajolote corriendo por el cuarto incluídos, sin anestesia ni nada parecido, así, "a lo macho". Tener que pasar por una cesárea fue muy decepcionante y muy doloroso, sufrí mucho, pa qué más que la verdá.

Luego, me encontré con muchos blogs y muchas páginas en favor del parto natural y en contra, corrijo, apasionadamente en contra, de las cesáreas; vi muchos videos en Youtube donde presentaban los partos naturales como poco menos que un extasiante paseo por el parque (unas dicen que hasta son orgásmicos, perdón pero no mamarrrrrr) y a las cesáreas como un festival de sangre y tripas. Los médicos, claramente, son el enemigo según esta visión, malditos intrusos en un proceso que debe ser nuestro, nuestro, nuestro; mercenarios de la salud que tasajean a cualquiera bajo el menor pretexto para sacarnos más dinero; diabólicos desalmados a los que nada les importan ni las mujeres ni los bebés.


 "¿Qué cree? ¡Va a ser cesáreaaaa! ¡MUAJAJAJAJAAAAA!"


Toda esta información me deprimió más y más, sentía que había fallado como madre desde el primer momento, que había hecho trampa y que no pertenecía al club selecto de aquellas que "sí habían vivido la mejor experiencia de la vida de una mujer". Por el solo hecho de haber parido por cesárea ya me encontraba en una categoría diferente, en la de las flojas y la de las tontas (porque resulta que una no se informa, ni se defiende contra los malvados doctores que solo buscan acuchillarnos a como de lugar).

Tanto me confundió leer toda esa vorágine de información contra las cesáreas, que en mi cabecita loca me convencí de que la mía propia había sido un complot de mi médico con mis padres y mi marido; de alguna forma estaba segura de que con tal de evitarnos el más mínimo contratiempo a la bebé y a mí, habían preferido que me rajaran la panza, y que les aterraba la idea de un parto largo y doloroso por lo que pensaban que me estaban ayudando al optar por una cirugía. No, pos no.

Mi cesárea fue muy necesaria, ya lo entendí, y ya hice las paces con ella. Me animaba mucho la idea de que probablemente el siguiente parto podría ser natural, pero por muchas causas  no podrá ser así y terminaré otra vez con una cicatriz en la pancita (chale, y yo que cicatrizo tan feo).

No explicaré las causas porque me da un poco de flojera -a lo mejor otro día con más calma- y porque no quiero provocar comentarios donde resulte que todos mis lectores son doctores y saben más que mi médico de aquí, mi médico de allá y mis papás médicos juntos; tampoco me dan ganas de que me recomienden al Doctor Chuchito de Tal porque no lo voy a ir a ver porque vivo hasta casa del carambas y francamente no quiero que me hagan enojar diciéndome que si no investigué bien o que si no estoy haciendo el esfuerzo suficiente. Créanme, llevo meses metida en esto, desde antes de estar embarazada y ya llegué a la conclusión de que no solo es la mejor opción sino que es mi única opción.

Está bien, nomás por no dejar tomen en cuenta esto: para intentar un VBAC (Vaginal Birth After Cesarean) el hospital en donde se lleve a cabo el parto debe tener una capacidad de respuesta tal que te puedan meter al quirófano en menos de treinta minutos después de iniciada una ruptura uterina porque si no... se muere el bebé y te puedes morir tú, así de fácil. Ahora bien, el hospital de Tomatito no tiene esa capacidad, y por tanto, ningún médico de acá se avienta ese paquetote.

Si bien las probabilidades de una ruptura uterina son de algo así como 1.5%... lo cual se traduce en uno de cada quinientos... ¡es muchísimo! O por lo menos me parece muchísimo cuando lo que está en riesgo es la vida de tu bebé... para mí no hay riesgo que valga, y mucho menos vale la pena ponernos en riesgo a los dos solo para que yo pueda unirme al "Club de las Mujeres Superpoderosas que sí Paren a sus Hijos sin Anestesia y en la Bañera de su Casa Goeeei".

Así que ahí está, cesárea tendrá que ser, y lo sé desde hace ya varias semanas. Me puse triste, sí, y lloré bastantito; maldije mi suerte levantando el puño hacia el cielo y me enojé con todo mundo porque ¿por queeeeee yo que todo lo puedo no puedo con esto? Pero ya, ya hice las paces con la situación y entonces quise ponerme a investigar más al respecto para llegar menos apanicada al quirófano y disfrutar más la experiencia.

Sí, dije "disfrutar". "¿Pero cómo puedes disfrutar un proceso invasivo donde te abren las tripas y te extraen al bebé?" podrán pensar; pues así como otras disfrutan que una personita del tamaño de una sandía les salga por un hoyitito, así, igualito, con calma y valorando el hecho más importante que es que estás trayendo una vida al mundo.
Antes de que se me avienten a la yugular, sí, sé muy bien que actualmente se practica un alto número de cesáreas innecesarias, y que sí hay muchos médicos y mujeres que las programan por comodidad sin tomar en cuenta los riesgos (finalmente es una cirugía mayor). Conozco bien las desventajas porque ya las viví en carne propia, se trata de un parto algo despersonalizado porque no ves nada, te tienen inmovilizada (para tomar tus signos vitales, para suministrarte la anestesia y también para que evitar que por reflejo metas las manotas en medio de tus intestinos expuestos, fuchi) y te separan por más tiempo del bebé para volver a acomodarte las entrañas y coserte. La recuperación es tardada y dolorosa, la primera semana no te puedes levantar sin ayuda y recuerdo haberle pedido a mi marido un par de veces que me diera un tiro para terminar con mi miseria porque el estúpido Dolac no me quitaba el dolor. El amamantamiento puede verse obstaculizado y ya no te puedes poner bikini (aunque en mi caso eso tiene más que ver con los noventa kilos de más con los que me quedé y las bonitas estrías que porto en mi vientre, wiiiiiiiii).

¿Ventajas? La que más he encontrado me parece un poco vacua, aunque enfrentémoslo, es importante: quedas "intacta", lo cual, según me dicen, los maridos valoran bastante aunque no lo digan (el mío no es tan guarro como para hacer un comentario así, pero bueno, hay de todo y además a lo mejor no lo dice pero lo piensa ¿eda?). Pero yo les traigo una mucho mejor que por alguna extraña razón no me he encontrado en ninguna página o blog, aquí va:

Nos da la oportunidad de ser madres a muchas mujeres que de otra forma hubiéramos perdido la vida o hubiéramos perdido a nuestro bebé.

¿Ah verdad? ¡Superen eso novatos! Aceptemos esa realidad una por una, en mi caso es así de simple, si no hubiéramos programado una cesárea para la Frijolita, muy probablemente hubiéramos sufrido enormes complicaciones que pudieron habernos puesto en gran riesgo a las dos. La cesárea me permitió darle la bienvenida a una bebé sana y volver a ser mamá. ¿Hay de verdad alguien que pueda atacar eso? Espero que no.
Me entristece, sin embargo, no encontrar hasta el momento ningún recurso en Internet en donde las mujeres defiendan su cesárea, necesaria o programada por decisión propia. La mayoría de las historias son tristes y dolorosas, lo cual se entiende porque muchas de las cirugías fueron efectuadas tras arduas horas de labor de parto que culminaron en una cesárea de emergencia, a las que la mayoría de las mujeres llegaron cansadas y asustadas.

¿Pero dónde están las mujeres que por alguna razón u otra -la que sea- decidieron que querían parir por cesárea? Supongo que escondiéndose de las del Club de Mujeres Superpoderosas que atacan sin piedad a las que no piensan como ellas.

Y que conste que yo no odio a las señoras del Club, al contrario, la verdad es que las admiro y sí, también las envidio un poquito (bueno, un muchito), pero hay unas a las que de plano se les sube la idea de que son superiores por haber parido naturalmente y ven por encima del hombro a las cesarientas, mientras otras dedican su tiempo libre a atacar a la medicina moderna sin pensar un poquito en que gracias a ella muchos estamos ahí.

Bueno, yo pondré mi granito de arena. Mi segunda cesárea será también necesaria, pero esta vez la voy a aceptar y a disfrutar, sí, a disfrutar, porque es un milagro (no encuentro una palabra mejor) engendrar vida y es una enorme suerte, vamos, una bendición (de nuevo, no encuentro una palabra mejor) tener la oportunidad maravillosa de ser madre, no importa el método por el cual lo seamos, por adopción, por fertilización artificial, por parto natural o por cesárea, todas somos madres y debemos celebrarlo.

Así que me propongo irles contando mis progresos investigativos sobre el tema de la cesárea y mi propio proceso de preparación para darle la bienvenida a mi Borreguito. Me propongo que ese día no estaré asustada y tendré todos mis sentidos lo más alerta posible para vivir de nueva vez el proceso de traer vida a este mundo.

Ahí les cuento...

¿Y ustedes qué opinan? ¿Alguna tiene alguna historia positiva de cesárea? ¡Cuéntenme!