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Tuesday, December 31, 2013

Bienvenido 2014

Sigo siendo la misma cursi de ayer que escribe sus deseos y objetivos para Año Nuevo, así que aquí vienen los míos:

1. Convertirme en Líder de La Liga de la Leche.

2. Tomar un curso de decoración de galletas y/o pasteles

3. Ir a snowboardear por lo menos una vez esta temporada y no tener miedo a las caídas.

4. Tomar una clase PARA MÍ de TRX o yoga o lo que encuentre.

5. No dejar de hacer ejercicio y comer BIEN.

6. Sí cumplo el número 5, ponerme dos tatuajes más.

7. Ser mejor nieta y llamar más seguido a mis Abus.

8. Jugar menos con el teléfono.

9. Intentar hacer más manualidades con mis hijos (¡es que no se me dan!).

10. Estudiar bien y hacer un buen papel en los Hunger Games.

11. Correr mi primera carrera de 10k.

Pero sobre todo, disfrutar la vida, ser paciente, sonreír, perdonar, superar las adversidades y SER FELIZ.

¡Feliz Año Nuevo y salud!







-- Publicado On The Road

Tuesday, October 29, 2013

Empiezan las festividades

Tuvimos un verano ocupadísimo entre visitas, inundaciones catastróficas en la ciudad, muchísimo trabajo, un par de paseos, y demás cosas que no me dejaron ni un momento para escribir.

Cuando se vive en un lugar donde el invierno es crudo y dura ocho meses, el verano se disfruta enormemente. Creo que saber que el sol y el calor no van a durar mucho hacen que uno trate de pasar el mayor tiempo posible afuera, tratando de llenarse de luz y de calor. Así que eso hicimos, pasárnosla afuera, caminando, explorando y dejando que se nos tostara un poquito la piel.

Pero todo eso ya se acabó. Apenas llegó septiembre y las temperaturas empezaron a bajar señalando la hora de preparar el jardín para el invierno y de sacar los adornos de otoño para alistarse para Thanksgiving.

El Thanksgiving canadiense se celebra el segundo mes de octubre, pero generalmente la cena se lleva a cabo el domingo para poder usar el lunes para reposar de la comilona. Este año, por segunda vez consecutiva, nos quedamos en casa y celebramos en compañía de mi suegro, un sobrino y un primo de mi esposo.

Yo no participé en la preparación de la cena porque no sé cocinar y porque es algo muy de mi esposo preparar los platillos tradicionales de su infancia. Sobra decir que fue todo un festín, el pavo estaba absolutamente delicioso y rematamos con un pie de calabaza que todavía se me antoja nada más de recordarlo.


Cabe mencionar que esta celebración es parecida a la estadounidense, pero difiere en cuanto a que no tiene nada que ver con leyendas de peregrinos e indígenas. Tradicionalmente, el punto central de esta celebración es agradecer que se tuvo una cosecha abundante que permitirá sobrevivir el invierno. Si se imaginan a los pobladores de áreas como Alberta hace más de un siglo, entenderán que la supervivencia en el invierno no es cualquier cosa, y tener comida suficiente para afrontarlo era motivo de festejo.

Esta fecha marca entonces para nosotros el inicio de todas las festividades de fin de año (aunque los festejos empiezan a finales de septiembre con el cumple de Borre y siguen con mi cumpleaños en octubre).

Quizá una de las fechas más significativas para mí es Día de Muertos, la cual se nos junta con Halloween. Celebramos ambas porque somos una familia bicultural y creo firmemente que es importante darle su justo lugar a todas nuestras tradiciones.




Además de poner la ofrenda, que es mi parte favorita, este año quise hacer pan de muerto porque por aquí es extremadamente difícil de encontrar y muy caro (30 dólares por un panecito mediano). Como en enero tuve una gran experiencia preparando la rosca (click, click, click), este año me aventé sin miedo a preparar el pan.

La receta, nuevamente, la obtuve del sitio "Mexico in my Kitchen" y no tuve que hacerle ningún cambio. Solamente, como con la rosca, es importante procurar que la cocina esté calientita para que la levadura suba, de lo contrario,  la receta nomás no sale.

Hacer pan no es tan difícil como muchos piensan, de hecho, me parece que la repostería en general (ojo, que no la decoración de la misma, ya verán más adelante) es bastante sencilla y me encanta porque requiere de orden y precisión. En lo particular, me gusta mucho tener perfectamente separados y listos todos y cada uno de los ingredientes a utilizar porque así la receta fluye sin complicaciones y sin estar buscando trastes y corriendo al refrigerador.

El truco con el pan es que lleva mucho tiempo prepararlo ya que requiere reposar un par de veces. En el caso del pan de muerto, lo otro que me costó trabajo fue hacer los huesitos porque no soy muy buena con las manualidades, pero me parece que el resultado fue muy bueno.

A los niños y al esposo les encantó, y también les gustó en la oficina, no duró ni quince minutos cuando ya se lo habían acabado. Recomiendo mucho prepararlo en fin de semana, cuando tengan mucho tiempo y paciencia y cuando no tengan planes de mucho más.

Sin más, aquí las fotos de mis panecitos.













Además de pan de muerto, decidí hacer por segunda ocasión galletas en forma de figuras de Halloween. Ahí sí todavía me quedo MUY corta, este año intenté una receta diferente tanto para la masa como para la cubierta y no me gustó. Me gustó más la receta de mi tía Ale donde la cubierta se prepara con jugo de limón ya que el sabor acidito resulta delicioso.


Esta vez, además, estoy segura que me distraje en algún momento y que le puse más harina a la receta de la que llevaba. La cuestión con la repostería es que este tipo de errores salen muy caros y en general es imposible corregirlos. No les comparto la receta porque tengo que volver a experimentar con la de mi tía en Navidad y si los resultados son mejores, ya se los comparto.

Con toda franqueza, me parece que las galletas me costaron más trabajo que el pan de muerto. La decoración sobre todo es todo un suplicio para mí, me siento como Homero Simpson con su especiero:





De por sí no sé dibujar, el manejo del icing me parece dificilísimo, pero espero tener mejores resultados en Navidad y que la receta ayude a que por lo menos el sabor sea espectacular.



Independientemente de los resultados, pasé un fin de semana muy a gusto conviviendo con mi familia y enseñándoles sobre nuestras tradiciones. Hoy haremos caras en las calabazas que tenemos este año y ya tenemos la casa más que lista para el jueves. Aquí el Halloween es cosa seria, pero también es cosa de solo un día, no hay eso que pasa en México de niños pidiendo dulces y dinero por todos lados durante una semana, aquí solamente se piden dulces de manera súper ordenada en las casas que tienen la luz de la puerta prendida durante una sola noche.

Lo que sí pido con todas mis fuerzas es que no esté nevando ni haga tanto frío, el año pasado nevó tanto y la temperatura estaba tan baja, que solo salimos a dos o tres casas y casi no llegaron niños a pedirnos dulces (y los pocos que llegaron lo hicieron en auto, ja). Ojalá el clima coopere.

¡Feliz Día de Muertos y Halloween!













Monday, June 10, 2013

La importancia del apego en una familia nómada

























No falta quien me dice que los niños y nosotros estamos "demasiado" apegados. Fuera de las comunes críticas con respecto a que si "sigo" amamantando a Borreguito o que si practicamos el colecho, un comentario frecuente es que tanto él como su hermana dependen demasiado de nosotros, o que viven pegados a su papá y a mí.

Hace unos meses fuimos de vacaciones a México y le pedimos a mis papás que nos cuidaran a los niños durante algunas horas para que pudiéramos salir con unos amigos al cine y a cenar. Nosotros la pasamos bien, pero la Frijolita pasó una hora llorando de seguido y Borre no quiso dormirse porque no estábamos ahí.

El comentario sobre la velada por parte de mis papás, sin ánimo de molestar, fue que tal vez lo mejor sería tratar de que los niños no estuvieran "tan pegados" a nosotros para que no sufrieran... claro, en México, donde estamos acostumbrados a tener familia por doquier y donde no faltan tíos, primos y amigos con los quienes convivir o a los cuales acudir para que cuiden a los niños suena fácil, pero ¿qué hacemos nosotros cuando lo único que tenemos es a nosotros cuatro?

Pues nada, querernos igual y llevar la misma dinámica que hasta ahora, justamente porque la única constante en nuestras vidas es que en la cotidianeidad solo nos tenemos nosotros cuatro.

A su corta edad, mis niños ya han experimentado tener que decirle adiós a alguien querido. Lo viven cada vez que vamos de visita a México o nos visita alguien y lo vivieron cuando nos mudamos de Tomatito a C-Town. Cada vez, decir adiós se irá tornando más difícil; ya se me arruga el corazón cuando Frijolita llora en el aeropuerto y cuando pasa días preguntando cuándo vuelven a venir los abuelos o cuándo volvemos a ir a México. A casi un año de habernos ido de Tomatito, Frijolita pregunta muy seguido, no solo por sus tíos y primos de sangre, sino por la familia postiza de la que nos hicimos allá y  por su maestra del daycare (cuando la inscribimos en pre-kinder acá, lo primero que quiso saber es si  ella iba a ser su maestra otra vez).

Mientras más pasen los años, las pérdidas se harán mayores (porque sí, son pérdidas), pero confío en que un apego sano entre nosotros cuatro contribuya a saber llevarlas de mejor manera.

La verdad es que no es fácil encariñarse con alguien sabiendo que un día, más o menos cercano (yo no he durado más de cuatro años en la misma ciudad) habrá que decir adiós. He oído de colegas que despúes de 15 años o más en el camino deciden ya no hacer amigos a donde llegan, argumentando ya no estar dispuestos a pasar por la tristeza de dejar más gente atrás. Yo misma encuentro muy duro tener que despedirme de gente con la que creo lazos fuertes porque, encima de todo, soy de las que crea lazos fuertes, y siempre me voy llorando por la gente que voy dejando atrás.

A pesar de todo, quiero que mis hijos aprendan a querer y que no tengan miedo a encariñarse a sabiendas de que siempre nos tendremos que ir; por el contrario, quiero que disfruten de la gente justamente porque no la tendrán cerca siempre, quiero que aprendan a no dar por sentado el afecto de nadie y que sepan valorar su presente.

Pero sobre todo, quiero que los cuatro tengamos un lazo fuerte y estable que nos permita a todos ir por el mundo sabiendo que el hogar está donde estemos los cuatro. Ciudades y países van y vienen y vamos dejando atrás gente que queremos, pero nosotros cuatro seremos la base que nos permitirá ir navegando entre tanta estabilidad.

No es idea mía, hace muchos años conocí a la hija adulta de un colega que a sus 22 años había vivido en ocho países diferentes en tres continentes. Cuando le pregunté si había sido difícil vivir así me dijo "la verdad no, porque mis papás se aseguraron de darnos un hogar feliz y estable, así que sabíamos que el "afuera" cambiaba siempre, pero nosotros permanecíamos unidos". 

No le puedo asegurar a Frijolita que empezará la primaria aquí, y seguramente Borreguito vivirá varios cumpleaños como recién llegado sin amiguitos a los cuales invitar, pero mientras nosotros sepamos proveerlos de un entorno donde se sientan amados y seguros, creo que podrán sobrellevarlo mejor.

Aunque claro, ya veo venir las lágrimas por los amores adolescentes perdidos... c'est la vie!




Monday, May 6, 2013

Saliendo un poco del clóset

¿Se han dado cuenta cuánto se habla de equidad de género, de feminismo y de la necesidad de que las mujeres tomen un papel más activo y más protagónico en todas las esferas del mundo laboral? ¿Cuántas veces no han leído artículos sobre "tenerlo todo" y cuántos de ellos no mencionan la necesidad de hombres más involucradas en la vida de familia? ¿Cuántas veces no han leído que es una pena que muchos hombres aún no estén dispuestos a dejar de lado su carrera para apoyar la de su mujer y lo lamentable que es que no muchos padres quieran pasar más tiempo con sus hijos o ser los principales responsables de su crianza? Seguramente han leído mucho sobre esto, pero quizá no conozcan a nadie que viva en una familia no tradicional con roles de género diferentes o invertidos.

Bueno, pues la mía es una de ellas.

Mi trabajo no es un trabajo, es un estilo de vida, uno que busqué y me gané a pulso y por el cual he estado dispuesta a dejar atrás muchísimas cosas, empezando por mi familia de origen y mi país. En nueve años he vivido en cuatro ciudades en tres países diferentes y me he mudado de casa seis veces. No tengo ni la más mínima idea de en qué país voy a vivir dentro de dos años ni qué idioma hablarán. Me he perdido bodas, nacimientos y mil y un fiestas y acontecimientos y todos los días, TODOS, extraño a mi familia y a los amigos que voy dejando atrás. Me es imposible echar raíces en los lugares donde vivo porque sé que un día me voy a ir, y sin embargo, el corazón se me rompe un poquito cada vez que dejo un sitio que fue mi hogar temporal porque no logro dejar de encariñarme.

Pero, por otro lado, he tenido la oportunidad de viajar a lugares que jamás creí conocer, he probado la comida más rica y la más extraña que jamás pude imaginar y he conocido gente increíble. Por todo esto, me sé una persona muy afortunada y trato de ser agradecida con la vida que me tocó vivir.


La mayoría de mis colegas mujeres podrían confirmar lo difícil de esta chamba para la vida personal. Nos mudamos muy seguido y generalmente nuestras labores demandan muchas horas de trabajo al día. La naturaleza inestable de nuestras vidas y la conformación misma de nuestra sociedad hacen sumamente difícil la vida de pareja, y es que, seamos honestos ¿cuántos hombres están dispuestos a aceptar sin chistar una vida de seguir a su mujer a donde la manden sabiendo que su propia carrera quedará en segundo término y siempre sujeta a los lugares en donde se encuentren? La realidad es que son pocos (aunque cada vez, creo yo, son más). Yo tengo la gran fortuna de tener a mi lado a un hombre que desde el primer momento supo que esto pasaría con él si decidía estar conmigo y que lo aceptó sin un ápice de duda.  Por esto, me siento increíblemente afortunada.

Me fui de México a Estados Unidos de manera "temporal" en 2004 y ya nunca regresé más que por temporadas; después vino China y más tarde Canadá. Los primeros años de mi carrera los pasé sola, no porque así lo quisiera sino porque así pasó, pero yo siempre supe que lo mío era formar una familia. Recuerdo que cuando me mudé de China a Canadá, el día que cerré la puerta del que fue mi departamento me dije que sería la última vez que me mudaba sola y así fue. En Canadá conocí al Maple Pie y como en película y como relámpago en muy poco tiempo ya habíamos formado no solo una pareja sino una familia.

Desde el principio la prioridad fue mi carrera, y cuando estaba embarazada la primera vez, juntos tomamos la decisión de que él se quedaría a cuidar de nuestra hija por lo menos durante el primer año. Las razones, para nosotros, fueron muy lógicas y coherentes, yo no podía darme el lujo de dejar de trabajar, él podía recibir apoyo del gobierno canadiense para cuidar a la niña durante el primer año y ambos preferíamos que ella pasara sus primeros meses al lado de sus padres sin estar horas y horas en una guardería. Antes de terminar el primer año, decidimos tener otro bebé y volver al arreglo que hicimos con nuestra hija mayor. Ahora ella tiene tres años y nuestro niño tiene un año y medio. Nuestro arreglo ha ido variando con el tiempo, pasando por una fase donde solo yo trabajé tiempo completo fuera de casa, una donde ambos trabajamos tiempo completo fuera de casa (donde sí tuvimos que recurrir a guardería de tiempo completo, tema de otro post), llegando a ésta en la cual yo trabajo tiempo completo fuera de casa y él trabaja medio tiempo fuera de casa y nos repartimos el tiempo dentro de casa y con los niños.

A nosotros nuestro arreglo siempre nos ha sonado lógico, pero eso no significa que a los demás les parezca así. Como les decía al inicio, leemos y leemos artículos lamentando la falta de apoyo por parte de los hombres para que las mujeres prosperen, pero la realidad es que familias como la nuestra viven mucho desprecio e incomprensión día a día. Nosotros hemos tratado siempre de hacer oídos sordos y de pretender que no nos importan las cejas levantadas, los comentarios venenosos y el ninguneo hacia los dos, pero la realidad es que sí pesa sentir la desaprobación generalizada y molesta la sensación de tener que defender nuestras decisiones.

Nuestra reacción ha sido, por lo general, evitar hablar de nuestra situación con los demás. Somos parcos y secos con nuestras respuestas y creo que incluso nos ponemos a la defensiva si alguien mete las narices tantito de más. Vivir así no es fácil, luchamos contra los estereotipos sociales arraigados en los demás, pero también en nosotros mismos. No dudamos de nuestras decisiones, pero afrontarlas no siempre es fácil y, como todos, tenemos altibajos y batallamos con las consecuencias que nos toca vivir.

Con todo y todo, somos felices y amamos la familia que tenemos. Ser los papás de Frijolita y Borreguito es un absoluto privilegio que jamás damos por sentado, y tenemos muy claro que si bien mi carrera es la prioridad entre los dos, lo verdaderamente importante, lo absolutamente primordial, es el bienestar de nuestros hijos. Por eso este arreglo, por eso nuestras decisiones. Mi carrera debe ser cuidada porque es para ellos, porque al final, todo lo que haga será para que ellos estén mejor.

Estoy orgullosa de mi esposo, de sus sacrificios y su entrega; de su absoluto convencimiento de que nuestros hijos deben estar con uno de los dos y no pasar diez horas al día al cuidado de alguien más y creo, ahora, que ese orgullo no debe quedar como algo oculto entre nosotros dos, que ese agradecimiento no debe ser privado sino que debemos estar abierta y públicamente orgullosos de la familia y la pareja que somos. Quiero creer que eso ayudará a limpiarle las telarañas de la cabeza a quien las tenga y a que otras parejas y familias como la nuestra celebren su forma de vida. Yo sé que las hay, sobre todo entre mis colegas; creo entonces que llegó la hora de hablar más de los retos que afrontamos y de las peculiaridades de nuestra situación. Bienvenidos pues, a este renovado espacio.


Sunday, April 21, 2013

Experimentando con Busy Bags


Ayer vi un post de @soy_mama sobre las "Busy Bags" o "Bolsas para Descubrir" (pueden también ver su tablero en Pinterest sobre el tema aquí)y quise animarme a hacerlas.

Como muchos saben, no soy muy buena que digamos para las manualidades; carezco de imaginación y de talento, pero hay Busy Bags para todas las capacidades y las que hice son de las más fáciles. También pueden llegar a ser muy baratas. Me gasté 9 dólares (canadienses) en comprar todo (menos el Play- Doh y los recipientes que ya tenía), y eso incluyó 2 dólares que pagué de una bolsita de cuentitas verdes que el Borre rompió en plena tienda (ya se imaginarán el ruido y el oso, no me la querían cobrar, pero a mí me apenó mucho que estaban las cuentitas regadas por todo el piso ¡madre, espero que estés orgullosa de mí!).

Decidí hacer las bolsas pequeñas para poder llevarlas a donde sea. Es importante resaltar que todas requieren de mucha supervisión adulta porque incluyen cuentas y objetos muy pequeños. 

¡Y sin más preámbulo, aquí mis bolsitas (chundas)!

Compré moldes de números, bolsitas de tela, pompones pequeños, limpiapipas de colores, cuentas y palitos de madera de colores

Las separé en azul para Toddlers y verde para Preschoolers, pero repetí una actividad porque ya conozco a mis enanos y seguro se pelearán por tener lo mismo

Estas son las bolsitas de Preschooler:
1- Palitos de colores para hacer formas
2- Cuentas, hilo y botones para hacer collares y pulseras
3. Plastilina y moldes de números y signos aritméticos

Para Toddlers, hice:
1. Botecito para meter pompones
2. Botecito para meter limpiapipas de colores
3. Palitos de madera para hacer figuras

El tamaño me gustó porque están muy fáciles de llevar

Es súper buena idea decorar las bolsitas y ponerles el nombre de la actividad, pero la verdad es que decoro feo y me da pena enseñarles cómo me quedó el intento de decoración. Ustedes que son mas talentosas, inténtenlo.

A los niños les gustaron. Ya jugaron con dos bolsitas cada uno, y aunque a Borre le cuesta trabajo no meterse los pompones a la boca, y luego terminaron jugando uno con la bolsita del otro, creo que mientras más las vean más les gustarán. Ya despúes podremos experimentar con más tipos de bolsas y nuevas actividades.

Todas las ideas las saqué de los blogs que compartió @soy_mama, échenle un ojo a su tablero en Pinterest y a su blog.

¡Feliz semana a todos! Perdón por los pelos de mis hijos, es domingo y fuimos a nadar ;)

Frijolita con la actividad de plastilina y moldes de números

Borre con la actividad del recipiente y los limpiapipas










Saturday, April 6, 2013

Por qué es importante hablar de maternidad, parto respetado y lactancia







Hace varias semanas un buen amigo y colega mío compartió en Facebook un artículo de El País sobre el elevadísimo número de cesáreas que se practican en México . Obviamente le di "Like" e hice algún comentario al respecto. Lo que más me sorprendió fue su respuesta a mi comentario, pues me quedó claro que era muy probablemente la primera vez que leía algo relativo a la problemática que representa el alto índice de "innecesáreas" que se practican, sobre todo en países en vías de desarrollo. Si alguien tan bien informado e inteligente como mi amigo no está consciente de este problema ¿entonces qué se puede esperar de la gente que no lee y no busca estar bien enterado e informado?





El asunto me abrió los ojos pues pensé entonces que es muy importante que quienes estamos interesados en estos temas sigamos compartiéndolos, no solo entre personas afines a nuestras ideas, sino con todos los demás. De otra manera, no podemos esperar que se le de el lugar justo a temas como el parto respetado, la violencia obstétrica, la lactancia materna y la crianza respetuosa.





Y sí, quizá corramos el riesgo de hartar a nuestros contactos y de que más de uno nos de "unfollow", pero creo que vale la pena por lo menos dejar que los demás conozcan sobre asuntos que en general, lamentablemente, no se habla. ¿Por qué? Porque son temas que conciernen el bienestar de las mujeres y de nuestros hijos; son temas de salud pública que, finalmente, nos atañen a todos.





Recuerdo que hace un par de meses fui a México y comí con otro grandísimo amigo al que quiero mucho, en medio de nuestra conversación franca, me comentó que mis tuits de lactancia y maternidad eran demasiados y que "ya chole". Me dio mucha risa y algo de pena, pues claro ¿qué le van a importar a un joven soltero que gusta de la buena vida y la buena comida mis historias sobre extracción en el trabajo, pezones agrietados, tomas nocturnas, colecho, manejo de rabietas y demás? Pero ahora, pensándolo mejor, qué bueno saber que lee mis tuits, porque aunque quizá no le interesen, ahí están y él está consciente de que existe algo que se llama colecho, que la lactancia es sumamente benéfica para los bebés y que criar con respeto y sin violencia es un paso vital para el desarrollo de nuestros hijos.





Qué bueno por todos mis otros amigos solteros a los que no les gusta cómo suena la palabra "colecho", y entre bromas preguntan si dicha práctica no afecta la relación de pareja. Qué bueno porque ya tienen en el radar que dormir con los hijos no es cosa de gente loca y negligente y a lo mejor, quién sabe, la llegan a considerar cuando llegue su momento.





Qué bueno por todas mis amigas que aún no tienen hijos y que aprenden sobre todo esto. Qué bueno porque quizá llegarán con más información al consultorio de su ginecólogo, sabrán exigir un trato digno y defenderán su parto. Espero que muchas de ellas le den la oportunidad que se merece a la lactancia; quizá gracias a lo que compartimos en redes sociales sabrán que puede ser difícil al principio, pero que se puede lograr. Y quizá, en lugar de recurrir a "la nalgada a tiempo" decidan criar sin violencia, con paciencia y respeto. 





Qué bueno por mis amigos hombres, quizá cuando sean padres puedan apoyar a sus mujeres de mejor manera al saber sobre todo esto. Y finalmente, qué bueno por mis amigos y amigas que decidan no tener hijos, porque esta información puede también serles útil, quizá no para ayudar a otros padres (aunque ¿por qué no?) sino para que sepan no juzgar y defender el derecho que tienen hijos y padres a vivir embarazos, nacimientos y primeros años en ambientes respetuosos y saludables.





Así que sigamos hablando de esto porque sí nos están escuchando. Sigamos tuiteando, compartiendo artículos de interés, subiendo fotos sobre lactancia y compartiendo nuestra maternidad. Vale la pena.






Sunday, March 17, 2013

Saint Pa...who?

Mientras todos se sienten irlandeses hoy, se visten de verde, beben y se pellizcan, nosotros tratamos de sobrevivir al encierro invernal.

Extrañamente yo, la 100% tropical, estoy sobrellevando este largo invierno mejor que mi rebaño. Al esposo poco le falta para empezar a arañar las paredes y los niños tienen momentos donde no quieren ponerse las botas ni la chamarra para salir, con la Frijolita diciendo que quiere que quite toda la nieve.

Como los niños son muy pequeños, no podemos pasar tanto tiempo afuera, así que nos limitamos a las actividades bajo techo. Hoy fuimos a nadar. El camino estuvo así.




Valió la pena poder pasar 45 minutos en el agua tibia, pero fue una visita rara. Nos tocó ver a un niño de unos 11 años con un caso algo severo de ginecomastía (Google, queridos) y para mi horror, vimos como dos ADULTOS lo señalaban y se reían de él... en cantonés, pero de forma tan indiscreta que era muy evidente de lo que hablaban.

Luego, cuando estaba cambiando a los niños, una señora de unos sesenta años (qué quieren que les diga, también china), me chuleó a los niños y luego, sin preguntarme y cuando estaba volteada, le dio a cada uno un caramelo.

Omitiré todos los comentarios sobre choque cultural que se me vienen a la mente y solo diré ¿QUÉ CARAJOS LE PASA A LA GENTE?

Gracias a la señora, a quien yo no quise hacerle una grosería, pasé un rato montando el teatro de "ay, ahorita que salgamos nenes", para después tirar los dulces y explicarles que no pueden aceptar nada de extraños. Estoy segura (bueno, casi) que los dulces estaban "bien", pero mal haría dejándolos comerlos.

En fin, por otro lado, el esposo sí tuvo los calzones para confrontar a la pareja burlona, que claro, se quedó con la boca abierta. El cobarde dura...

Y total que estamos de regreso en el encierro. Para distraernos, y porque tengo antojo de algo dulce, haremos panquecitos de plátano con chocolate. Aquí la receta:

12 panquecitos
Temp.: 350ºF / 180º C

Mezcla seca:
- 2 t de harina
- 1 cdta de polvo para hornear
- 1 cdta de sal
- 1 t de chispas de chocolate

Mezcla húmeda:
- 1/2 t de mantequilla
- 3/4 t de azúcar
- 2 huevos grandes
- 1 cdta de extracto de vainilla
- 1 t de plátano maduro

Precalentar horno, preparar moldes.

Mezclar en un bol los tres primeros ingredientes de la mezcla seca; agregar el chocolate.

Batir la mantequilla con el azúcar; agregar los huevos uno a uno.

Hacer puré grueso los plátanos, agregar a la mezcla junto con la vainilla.

Juntar las mezclas seca y húmeda hasta que la consistencia sea grumosa.

Llenar los moldes, hornear 25 mins.

Calientitos saben mejor :) Nosotros haremos 6 porque ¡oink! Pero pueden hacerlos todos y congelar una parte.

Y bueno, así nuestro domingo de no- San Patricio. Si ustedes celebran, diviértanse mucho :D

Monday, January 28, 2013

No hagas a tus hijos lo que no te gustaría que te hagan a ti

Este fin de semana, la Frijolita salió con su papá a llevar el coche al autolavado. A ella le encanta ir porque le parece fascinante ese "túnel" con rodillos enormes, chorros de agua y jabón que deja el auto reluciente después de algunos divertidos minutos.

El dueño del autolavado la encontró muy simpática y le regaló una paleta. Ella casi no come dulces, así que era la primera vez que comía una y estaba emocionadísima con el concepto del caramelo en un palito, así que regresó a la casa feliz.

Así anduvo con la paleta en la boca un buen rato, se fue a sentar y a jugar en la sala y ahí siguió calladita. De repente, de la nada, vi como el esposo se la quedó mirando, se acercó a ella y le quitó la paleta. Así nada más, sin agresividad ni nada, pero sin chistar tampoco.

La niña se quedó perpleja "my lolly!" exclamó desconcertada y yo me le quedé mirando al esposo como si fuera de otro planeta, pero me quedé callada para dejar que la situación se desarrollara sola. 

La pobre Frijolita seguía boquiabierta y su papá únicamente le dijo "ya casi no tiene nada, la voy a tirar" y la tiró. La pobre niña empezó a llorar desconsoladamente y el esposo como que no entendía por qué y solo le repetía "pero si ya casi no tenía nada, ya se había terminado... casi".

Yo seguía callada, observándolos a los dos, veía a la niña llorar y veía al esposo verla desconcertado. Al final, se hartó del llanto y solo dijo "bah, ya no tenía nada" y se marchó a la cocina. Yo abracé a la nena, la distraje con algo más y seguí sin hacer nada.

Horas más tarde salimos al centro comercial a pasear un rato. Como es nuestra costumbre, compramos un café y caminamos de la mano con los niños. 

Al esposo le gusta mucho el café, y el caramel macchiato es uno de esos gustitos que se da de vez en cuando como salimos. Lo veía disfrutar cada sorbo mientras caminaba y cómo se lo iba tomando despacio para que le durara el gusto.

Y entonces, salí con la mía.

Hice mis cálculos y cuando pensé que le quedaban unos dos traguitos y lo vi distraído, le quité el café de la mano y lo tiré a la basura. El esposo me volteó a ver con una mezcla de enojo, decepción y desconcierto, buscando que le diera una explicación con los ojos bien abiertos y el entrecejo fruncido.

Le dije, "ya casi no tenía nada, ya se había terminado... casi... ¿no?". El desconcierto crecía en sus ojos y yo le seguía diciendo "sí, ya no tenía casi nada ¿ya para qué lo querías?".

Como seguía sin entender, le dije "sí, igual que la nena con su paleta".

Sobra decir que la situación no le causó mucha gracia, así que le pregunté "¿estás enojado? ¿Te pareció una grosería totalmente fuera de lugar? ¿Estás molesto por la falta de explicación y consideración?". "¡Pues sí!", contestó muy indignado.

"Bueno... entonces ¿por qué crees que está bien hacérselo a la Frijolita?"

No obtuve más respuesta que "ahora me compras otro café", cosa que hice, claro, después de que él le comprara otra paleta a la niña.




Friday, January 18, 2013

Nuestros hijos NO son nuestros enemigos

Suena lógico, pero al parecer, nos cuesta mucho trabajo entender que nuestros hijos no son enemigos a los que hay que someter por la fuerza para que se comporten como nosotros queremos, cuando queremos.

Quizá piensen que exagero, pero la realidad es que así es como tratamos a los niños, lo que pasa es que utilizamos una serie de eufemismos para disfrazar nuestras acciones de buenas intenciones.

Tan solo piensen en la frase "los niños deben aprender a comportarse" ¿qué es en realidad lo que implica esta frase? Que esperamos que los niños se adecúen a nuestras reglas y expectativas aunque tenga que ser por la fuerza. ¿O qué es lo que en realidad nos dice una frase como "hay que corregirlos a tiempo" o "es mejor una nalgada a tiempo"? Nos dice que a los niños hay que entrenarlos a golpes (sí, una nalgada, es un golpe por donde lo quieran ver).

Yo estoy francamente harta de escuchar tantas estupideces con respecto a "cómo se debe de educar a los niños". Escuchar cosas como "es que tienen que aprender", "es que no se les puede permitir", y otras por el estilo no hacen sino ponerme los pelos de punta y sentir mucha pena por sus hijos o esperar que nunca tengan hijos propios porque qué horror vivir una vida de confrontación.

Lo repito, nuestros hijos NO son nuestros enemigos, ni vale la pena vivir tratando de imponer nuestra razón solo porque "lo digo yo" o porque sí. ¿Qué es lo que estamos enseñando, que el que pega o grita más fuerte gana? ¿Que lo que piensen, sienten o quieran no importa? ¿Que "tienen" que hacer tal o cual cosa por miedo y no por convicción de que es lo correcto? Qué flojera, y luego nos extrañamos de que el mundo esté tan mal.

La Frijolita tiene tres años y el Borreguito tiene uno y mi vida está llena de disyuntivas y de oportunidades para IMPONER o para ENSEÑAR (que no es lo mismo, entendámoslo de una vez).

Ejemplos les tengo algunos:


  • La Frijolita tiene el pelo algo rebelde y la peino todos los días. A veces me dice que no, que no quiere "ponies" (colitas), y me lo dice muy seria. Sus razones tendrá, lo más probable es que sea porque no le da la gana que la peine ese día. Mis opciones son dos:
    • La obligo a dejarme que la peine, aunque llore, aunque le moleste, aunque haya expresado con todas sus palabras que NO QUIERE colitas. Aquí gana ¿quién? ¿YO? Sí, se ve más bonita y no trae todo el pelo en la cara, pero ¿es una batalla que vale la pena pelear? ¿Vale la pena enseñarle a mi hija que no me interesa lo que opine porque la que manda soy yo? 
    • Le digo que está bien, le ofrezco siquiera un brochecito para que no se le venga el pelo a la cara (el 99% de las veces me dice que sí). Le pido un besito y se acabó. Sin gritar, sin pelear, sin lágrimas, nada. ¿Está greñuda? Sí. ¿Es el fin del mundo? No me lo van a creer pero NO.
  • La Frijolita no quiere ponerse la chamarra. Estamos a -10°C y tenemos que salir. Mis opciones son:
    • Obligarla a ponerse la chamarra, aunque grite, aunque patalee, aunque se retuerza porque yo mando y no me importa si tengo que lastimarla un poco para terminarla de vestir.
    • Hablar con ella, abrir la puerta y dejarla que salga tantito o que saque la mano "¿ya viste que hace mucho frío? Sin chamarra no podemos salir porque te va a dar más frío y te puedes enfermar. Mira, vamos a ponernos la chamarra y podremos salir a jugar y a hacer las cosas que tenemos que hacer ¿sale?". Oh, milagro, FUNCIONA porque resulta que los niños SI razonan, no son animalitos.
  • El Borreguito está llorón. Porque... no sé ¿porque sí? ¿Porque tiene un año y quiere expresarse y no puede todavía? Porque quiere brazos, porque está cansado, porque le están saliendo los dientes, porque está aburrido porque quién sabe. Opciones:
    • Gritarle que se calle, enojarse y que se de cuenta de nuestra desaprobación con miradas matadoras.
    • Ignorarlo y dejarlo llorar y gritar hasta que se canse (la opción favorita de muchísima gente).
    • Acercarse a él, levantarlo, abrazarlo y preguntarle si quiere agua o leche o chichi. Revisar si todo está bien (el pañal, los dientes, etc.). JUGAR con él, PONERLE ATENCIÓN (¡el horror!). Si sigue llorando, sentarnos a su lado y estar presentes mientras se le pasa, aunque en general tan solo con levantarlos y ponerles atención basta.
Así como estos, tengo muchos ejemplos. A mí me parece que las últimas opciones son siempre las mejores porque no hay enfrentamiento, no hay enojos ni lágrimas y porque FUNCIONAN. Claro, a lo mejor gritar, pegar y someter funciona también ¿pero a qué precio?

Mirémonos en el espejo y preguntémonos por qué criamos con violencia (sí señores, criar a la fuerza, a gritos y sometiendo es criar con violencia). ¿Estamos repitiendo los patrones de nuestra infancia? Si es así pensemos si los recuerdos de nuestros papás gritándonos u obligándonos a hacer esto o aquello nos resultan agradables. Podemos adornar la experiencia diciendo "gracias a eso no soy un criminal", pero seamos sinceros con nosotros mismos y admitamos que hubiéramos preferido ser criados con cariño y que, no, eso no es lo que nos impidió ser criminales.

Si no estamos repitiendo patrones de la infancia entonces ¿será que pensamos que criar con respeto y amor es "demasiado blando"? Entendamos entonces que la crianza respetuosa no es permisiva, sino una manera de pensar que privilegia el entendimiento con nuestros hijos y que ve la paternidad como la oportunidad de ser guías en la vida de nuestros hijos y no tiranos.

Pensemos en que las acciones de hoy, repercutirán en el mañana de nuestros hijos y reflexionemos qué es lo que queremos para ellos y cómo contradecimos esos deseos con nuestras acciones.

Otra vez varios ejemplos:

  • Queremos hijos que tengan una relación sana con la comida, que coman solo cuando tengan hambre y paren con la saciedad, pero los obligamos a comer, ya sea a gritos o a sobornos ("si te comes el pollo te doy un helado"), o usamos al comida para sobornarlos, premiarlos o castigarlos. Luego nos preguntamos por qué tanta gente tiene una relación tan emocional con la comida.
  • Queremos hijos seguros de sí mismos y con excelente autoestima, pero si no hacen lo que NOSOTROS queremos, les gritamos, los sometemos, los obligamos a hacer lo que mandamos, haciéndoles saber que lo que piensen no importa, que lo que importa es lo que quiera mamá o papá. Y así, cuando salgan al mundo ¿qué habrán aprendido? Que así deben conducirse, aplastando y sometiendo a los demás para imponer su razón o a dejarse aplastar por los demás. ¡Qué belleza!
  • Queremos hijos que nos escuchen, que "nos hagan caso", que sigan nuestras recomendaciones, pero exacerbamos su necesidad de rebelarse, les enseñamos que las cosas se arreglan a gritos, con sobornos, por medio de manipulaciones o a golpes. Se extrañan después de que sus adolescentes sean groseros y mal educados. In-cre-í-ble.
Por no dejar, cabe aclarar que, evidentemente hay circunstancias donde sí hace falta no dejar lugar a dudas de que debe hacerse lo que decimos, pero éstas implican situaciones donde el niño pueda salir lastimado o que pueda lastimar a otros. Evidentemente, no vamos a dejar que meta la mano al horno caliente, pero quizá en lugar de gritar y jalar, se aleja al niño de inmediato y se le explica el por qué.

Pero al final ¿saben qué? Hagan lo que se les de la gana con sus hijos, a mí no me gusta que me digan qué hacer con los míos así que no voy a venir yo a decirles qué hacer con los suyos, pero les sugiero que me dejen en paz. Este post es meramente una reflexión para mí sobre lo que quiero ser como madre y lo que quiero para mis hijos. No soy perfecta, estoy cansada el 90% del tiempo, muchas veces me desespero y a veces me dan ganas de salir corriendo de mi casa para irme sola aunque sea al centro comercial por unas horas. 

Pero cada día intento ser mejor, cuando estoy a punto de gritar respiro profundo y pienso en qué es lo que yo misma espero de mí; cuando siento que no puedo más recuerdo que fui YO la que quiso que estas dos personitas estuvieran en mi vida; pienso en lo mucho que los desée y en cuánto los soñé; pienso en la oportunidad dorada que tengo de guiar a estos dos niños por la vida para que se conviertan en adultos buenos, compasivos, trabajadores, decentes y amorosos. Tengo la oportunidad de repetir en ellos todas las cosas buenas que mis papás me dieron y enseñaron a mí, y de tratar de no cometer los poquísimos errores de ellos.

Así que antes de decirme cómo "tengo" que educar a mis hijos, antes de "sugerirme" cómo "deben de ser", antes de todos sus juicios, silenciosos o no, piensen que TODOS los días (feriados y fines de semana también), antes de las 9 am, ya me levanté, bañé, peiné, maquillé, cambié pañales, vestí niños, tendí camas, recogí cuartos, empecé una carga en la lavadora, limpié el arenero del gato y di de desayunar. Que además, entre semana, después de todo eso me voy a trabajar durante ocho horas un trabajo que adoro pero que demanda mucho de mí, y que a mi regreso me toca dar de cenar, recoger sala y comedor, terminar de lavar ropa, bañar, vestir y acostar niños, doblar y guardar ropa y tratar con todas mis fuerzas de tener la energía suficiente para desmaquillarme, lavarme los dientes, ponerme la pijama y leer aunque sea cinco minutos antes de que me gane el sueño. Piensen entonces que hago no solo lo que creo que es mejor para mi familia sino lo que físicamente puedo hacer. No pido aplausos ni mucho menos, solo les pido que no me digan qué hacer.

Tuesday, January 8, 2013

Día de Reyes 2013

No sé ustedes, pero a mí me encanta el Día de Reyes, me trae hermosos recuerdos de mi infancia y de mi país y, siendo una festividad que no existe en el mundo anglosajón, me parece una gran oportunidad para reforzar las raíces mexicanas de mis hijos.

Sin embargo, justamente porque es una festividad que no se celebra en Canadá, me encuentro con diversos obstáculos para celebrar como yo quisiera. A continuación algunos:


  • Eso de lanzar globos al aire con cartitas está algo mal visto (sobre todo en mi nueva ciudad, donde son tan cuidadosos con el medio ambiente); además de que este año hubo escasez de helio, así que lanzar un globo me genera mucha culpa.

  • Toda la gente está cansada de las fiestas y lista para regresar a la normalidad. Ya casi no hay decoraciones y el ambiente festivo de diciembre ha desaparecido por completo. Aunque debo admitir que esto tiene un lado positivo porque TODO está de súper oferta, así que los Reyes regalan más por menos (jo, sonó a comercial).

  • El esposo no termina de entender mi emoción, aunque me anima a festejar el día, y al desconocer la festividad (aunque por supuesto que se la he explicado), no se pone en "mood Reyes", lo cual complica un poco mi labor.

  • Mis Reyes están en México y a mí no me traen nadaaaaaaaaaaaa, wawawawa.

  • ¡NO VENDEN ROSCAS!

Con todo y los obstáculos, estoy decidida a que mis niños festejen el Día de Reyes, así que para ponernos en ambiente, además de explicarles (aunque están muy pequeñitos aún) el significado de la fecha, y de ayudarlos a dejar su zapatito junto al nacimiento en la noche, me dispuse a preparar mi segunda Rosca de Reyes.

El año pasado hice mi primer intento, pero fue diferente porque seguí una receta de Weight Watchers (click, click, click). Hice dos, y la verdad no quedaron nada mal de sabor, aunque estaban algo feitas:



Rosca 1
Rosca 2
                                                                         


Esta vez, decidí seguir una receta tradicional, porque las dietas empiezan el 7 de enero y porque si ya te vas a atascar de pan, que sea pan bueno y mantecoso de una vez, posoye.

Encontré la receta en un sitio que me pareció MARAVILLOSO: Mexico in My Kitchen. Les recomiendo mucho lo visiten. La receta de la Rosca de Reyes está en esta liga: 



La rosca es en realidad bastante sencilla de hacer, sobre todo si tienen una batidora Kitchen Aid ¡COMO LA QUE ME REGALÓ MI MARIDO EN NAVIDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAD! Pero tiene su chiste y quizá el punto más pesado es que requiere de mucho tiempo ya que el pan requiere levantar un par de veces (mucha reposadera, diría mi comadre). Lo único que cambié fue que aquí no encontré extracto de naranja y usé de limón. Como tampoco encontré higos ni otro tipo de frutas secas, aparté un poco de la masa para decoración y le puse colorante verde, así la rosca tuvo los colores tradicionales.

Ah, mi otra observación es que hagan caso a la receta y busquen que la masa levante en un lugar calientito. Como aquí hace tanto frío, la cocina, aún con el horno prendido, tiende a estar fría y la rosca hubiera levantado bastante más de haber estado más cálida. Mi viejo recomienda usar agua caliente (no solo tibia) para activar la levadura y prender la calefacción si viven en la tundra como nosotros.

Y en fin, muy probablemente si viviera en México compraría la rosca porque sí que es unt trabajal, pero creo que tiene un toque especial el que yo la prepare. Como dice mi viejo, los niños lo verán como parte de la tradición, así que continuaré haciéndola mientras vivamos en el exterior y en México... ya veremos jajaja.

Y bueno, he aquí algunas fotos del proceso:


Mi batidoradelamorrrrrrrrrr

Una de tantas reposadas




Lista para hornearse
Nomás no se fijen en lo puerco que tengo el horno


La receta da para una rosca grande o dos pequeñas, yo hice dos, una para la casa y otra para la oficina. Jugué un poco con los tiempos de horneado y definitivamente recomiendo que quede más doradita porque la masa se cuece mejor.

Como tenía muñequitos guardados desde hace tiempo, pude ponerle tres a la rosca del trabajo así que tendremos tamales el 2 de febrero (pero a ver de dónde los sacan porque esos sí aún no me animo a hacerlos, además de que yo no saqué muñequito).

El resultado final fue este:



La que comimos en casa con chocolate calientito

La que llevé a la oficina (quedó mejor más doradita)
Alguien más llevó chocolate Abuelita así que fue todo un éxito

Así que con esto CASI cerramos las festividades de fin de año. Para ser franca, se trata de un mes muy movido para nosotros, ya que los festejos inician con el cumple de la Frijolita el 12 de diciembre, pasando por muchos cumples de familia y amigos, siguiendo con Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo, Reyes y el cumple del esposo el 12 de enero. Tenemos nuestro propio maratón, el maratón "Frijolita- Güero". Estamos gastados, cansados, pero felices.

Ojalá les guste la receta, el año que entra les comparto fotos de mi tercer intento de rosca. Viendo las fotos del año pasado, sí me quedaron bien feitas, ya no estoy sentida de que se hayan burlado de ellas, eran en verdad espantosas; pero si continúo así , en cinco años mis roscas serán bellas como las de cualquier panadería nice de la Condesa.


Wednesday, January 2, 2013

Bienvenido 2013

Empecé 2012 con un par de planes ambiciosos y todo dio un giro espantoso que culminó en los peores cuatro meses que he tenido en muchísimo tiempo. Al final del verano todo se compuso y cerré el año mucho más feliz que cuando terminó el 2011.

Aprendí que a veces la vida nos sorprende de mala manera y hay que estar preparados para lidiar con ello. No podemos controlar lo que nos depara el futuro, pero sí podemos controlar ciertas áreas de nuestra vida y mis propósitos para este 2013 se enfocan en esas áreas, específicamente las que me tienen poco satisfecha o abiertamente descontenta, así que les presento:


LOS GALLEPROPÓSITOS DE AÑO NUEVO VERSIÓN 2013


1. CERRAR LA MALDITA BOCA DE UNA BUENA VEZ.

¡Estoy harta de vivir en un estado perpetuo de Jabba The Hutt! Atrás, muy atrás, quedó el periodo de tiempo en el que podía culpar a los embarazos y los partos, ya esto no es baby weight, esto ya soy yo, bleeeergggggg.

2. Hacer ejercicio.

Había una vez una joven galleta que pasaba dos o tres horas al día en el gimnasio y que ahora a duras penas puede subir las escaleras. Ya sé que mientras mis hijos vivan bajo mi techo, pedir tres horas diarias para mí sería igual que pedir que me llovieran diamantes del cielo (de hecho, lo de los diamantes es más factible); pero algo, ALGO, debo poder hacer para dedicarle a mi dilapidado cuerpo un ratito para rescatarlo del camino a la consistencia de gelatina al que se dirige vertiginosamente y sin control.

3. ¡LEER!

Esa misma joven y lozana galleta antes leía ávidamente cuanto libro le pasara por enfrente. Ahora, fuera de oficios, correos y documentos de trabajo, lo único que tengo tiempo de leer son los ingredientes de las cajas de Mac n Cheese que preparo para los niños cuando el esposo no está, en espera de que no los esté llenado de químicos que les generen mutaciones perversas que los conviertan en fenómenos circenses.

4. Escribir más.

Más que nada porque quiero que este blog quede como constancia para mis hijos de todas las cosas que pasaban por la cabeza de su madre mientras crecían (si me están leyendo en el 2033 ¡hola niños! Lávense los dientes, los amo :D ).

5. Trabajar mucho.

No que no trabaje mucho ahora, pero me gusta mi trabajo, entonces a echarle aún más ganas.

6. Aprender un idioma.

Jajajaja, bueno, bueno, déjenme soñar.

7. Tratar de ser más saludable.

Aunque, diría mi abuelita, "no tengo vicios" (no fumo, bebo poco, no me moneo ni me dRrRrRogo), tampoco llevo la vida más saludable, como demasiadas chunches (estúpidas y sensuales grasas polinsaturadas), tomo demasiada Coca Zero (entre tres y seis a la semana ¡demasiado! Antes tomaba una al mes) y en general creo que podría ser más gentil con mi organismo. Así que menos café, más té verde, menos conservadores e ingredientes impronunciables en mi comida, menos comida congelada y más vegetales.

8. Tratar de estar más en contacto con mi familia y amigos.

Con tanta cosa en la actualidad, que si Skype, que si Whatsapp, que si Facebook, que si Twitter, no hay pretexto para no estar en contacto con casi todo mundo... pero se me dificulta eso de LLAMAR POR TELÉFONO y como dudo que mi abuelita aprenda a usar el Twitter a estas alturas, más me vale teclear menos y hablar más.

9. Sacarle provecho a mi tabla de snowboarding.

Lo cual quiere decir, ser capaz de bajar por una colina pequeña sin caer como Homero Simpson cuando cae al precipicio en la patineta. Esta semana practiqué un poco y en una de mis caidas terminé, lo jurísimo, como Pacquiao. Lástima que el esposo no me tomó una foto, entre el dolorcillo me carcajeaba sin cesar, debo haberme visto muy chistosa (aunque mis hijos se freakearon de tal modo, que tuve que levantarme de volada y decir "estoy bieeeeeeeeen").

10. Tocar más el piano

Lo extraño, lo adoro, es hora de volver.

Y pues ya, en diciembre veremos qué tal me fue. Mientras tanto ¡muy feliz 2013 para todos!