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Monday, May 16, 2011

La vida está centrada en mamá

La mamá del esposo falleció hace ya diez años, así que no tuve el gusto de conocerla, pero sé por él y por su familia que ellos dos eran sumamente cercanos y que su muerte fue un golpe devastador que le tomó muchos años superar.

Una de las historias que más me cuenta sobre ella es la de un día de San Valentín (que nadie festejaba con ella) en que le dio la sorpresa de aparecerse en su trabajo para regalarle un dije muy lindo de un corazón de oro con diamantes pequeños. El esposo tendría unos 24 años y, como se acostumbra por estas tierras, le pidió a su mamá que "fuera su Valentín" ("be my Valentine"); su mamá se conmovió tanto por el gesto que lloró mucho por un largo rato. No sé por qué al esposo se le quedó tan grabada esa ocasión, supongo que tiene algo que ver con que fuera el penúltimo 14 de febrero que ella pasaría con vida, pero sea cual sea la razón, es algo que él recuerda con muchísimo cariño y nostalgia.

Ayer, mientras estábamos en casa de su hermana, de la nada el esposo preguntó si de pura casualidad ella sabía qué había pasado con ese dije. Su sospecha era que su papá se había deshecho de él, después de todo no era una pieza espectacular de joyería, pero su hermana le dijo que todas las joyas de su mamá se repartieron entre ella y su otra cuñada (porque era la única que tenía) para que a su vez se las pasaran a sus hijas. Le pidió que le describiera la pieza, y ella le dijo que le sonaba familiar y se retiró un momento ¡cuál sería la sorpresa del esposo cuando regresó con el dije de sus recuerdos! Mi cuñada tuvo la amabilidad de "regresarle" el dije y por la mirada en sus ojos pude ver que le alegró por completo el día.

Más tarde, el esposo me regaló ese dije a mí, lo cual me conmovió aún más, y lo acepté prometiéndole que pasará a manos de la Frijolita cuando él lo decida o cuando yo ya no esté, "eso no importa ahorita, es tuyo, yo te lo estoy regalando", me dijo y yo me quedé muy contenta. Sí, no es la pieza de joyería más despampanante que pueda haber, pero tiene un significado muy especial que la hace invaluable.

Todo este episodio hizo que el esposo recordara mucho a su mamá y que platicáramos un poco sobre ella en el largo camino de regreso a casa. Durante la plática me dijo una frase que me pegó mucho y se me quedó muy fija en la mente: "life is mom- centered".

El esposo dice que puedes perder a mucha gente importante en tu vida, pero que la pérdida de tu mamá es la más grande y devastadora (evidentemente, dejamos fuera el tema de la pérdida de un hijo porque esa está fuera de toda explicación). Según dice, la sensación de soledad que te deja es arrasadora, no solo sientes el vacío de la pérdida sino que te cae como una ola el saberte verdaderamente solo, sin importar si tienes pareja, hermanos o hijos. Tu mamá se va y te deja solo para siempre y esa soledad es algo con lo que tienes que aprender a vivir el resto de tu vida.

¿Pero por qué "solo"? ¿Por qué una persona adulta, que ya no "necesita" de cuidados, autosuficiente y hasta con familia propia podría sentirse tan solo si pierde a su mamá? Porque, diría el esposo, tu mamá es la persona que siempre está ahí, te lleves bien, más o menos o francamente mal con ella; tu mamá es tu base, sus errores y aciertos - intencionales o no- te marcan desde la infancia, su imagen es el espejo en el que te miras o en el que no quieres mirarte, tu vida está llena de momentos donde te dices que quieres o no quieres hacer tal o cual cosa como ella (sobre todo si eres mujer). Cuando algo muy bueno pasa, lo quieres compartir con ella; cuando algo muy malo pasa, es la primera a la que acudes en busca de consuelo, de consejo, de refugio o de explicaciones.  

La madre es la figura determinante en la existencia de una persona; si no la hubo, esa ausencia marcará sin duda, y de formas muy profundas, la vida de alguien; si la hubo pero fue una mujer terrible, veremos las consecuencias de sus errores en el tipo de adultos en que se conviertan sus hijos; si fue buena, de ello darán testimonio sus hijos también. Claro, hay excepciones, grandes excepciones, para todos los casos, pero no podemos negar que la mamá marca más que el papá mismo, y que su pérdida representa uno de los momentos más definitorios en la vida de alguien. Yo lo veo en el esposo, en cómo cambia su semblante cuando pasa algo importante y se da cuenta que no lo puede compartir con su mamá, o en cómo se le ilumina la mirada cuando recuerda ese día de San Valentín en que la hizo llorar de alegría. "Ya no me duele como antes, pero la extraño todos los días", me ha dicho, y le creo.

Todo esto me hizo pensar mucho en mi mamá, evidentemente; en lo mucho que la quiero y en lo poco capaz que soy de imaginarme una vida donde ella no esté para compartir conmigo desde que el día está muy frío hasta el nacimiento de mis hijos; un mundo donde no esté para tomarme la mano cuando tenga el corazón roto o con quién reir hasta que me duela el estómago. Pero sobre todo, me hizo pensar en mi propio papel como mamá, y en el de todas las demás que nos estamos iniciando en este camino. 

La vida está centrada en mamá, dice el esposo, y tiene razón. La pérdida llegará tarde o temprano, eso lo sabemos bien, y entonces le tocará a nuestros hijos aprender a vivir sin nosotras y a aprender a lidiar con esa soledad oscura y dolorosa que se asentará en ellos (espero de manera muy corta). Si todo esto es parte inevitable de la vida ¿por qué hacerlos pasar por ello antes de tiempo? ¿Por qué insistir en no "apapacharlos demasiado", no cargarlos en brazos cuando quieren y no dormir a su lado si lo  necesitan? ¿Por qué tanto empeño en hacerlos independientes y alejarlos de nosotras para que "se hagan mayorcitos" cuando aún son pequeños?
¿Por qué no mejor llenamos sus días de momentos bellos qué recordar, de instantes que los hagan felices -y por tanto los hagan crecer, pero crecer de verdad, como personas- que satisfagan sus necesidades y los provean de fortaleza y amor?

Creo que prefiero imaginarme un escenario en el que mis hijos digan "mi mamá me quiso mucho y me llenó de besos y abrazos siempre que lo necesité y lo quise" a uno donde digan "mi madre me enseñó a ser un buen muchachito desde pequeño y a dormir en mi cama sin molestar a nadie"; prefiero que digan "mi mamá cantaba y bailaba con nosotros" a que digan "mi madre nos enseñó a comportarnos y no hacer ruido ni importunar a los demás"; y que digan "si algo se nos rompía o se nos caía, nunca hacía drama por ello" en lugar de "qué miedo nos daba si algo se nos rompía o se nos caía porque mi madre, que quería que aprendiéramos a ser cuidadosos y a valorar lo que cuestan las cosas, nos ponía unas gritonizas de aquellas".

Prefiero hijos amorosos, que sientan que sus necesidades afectivas siempre estuvieron cubiertas, que crezcan libres y felices, sin miedo y sin resentimientos. Al final creo que es justamente eso lo que los hará adultos estables y responsables que podrán recordar que su mamá distaba mucho de ser perfecta, pero siempre fueron lo más importante para ella, espero que digan, como digo yo misma sobre mi mamá "sí, la vida está centrada en mamá, pero la vida de mamá estaba centrada en la nuestra". 

Monday, May 9, 2011

Aaaaaaah ¡con que por eso los papás van a Mc Donald's!

Este fin fue de celebración, Día de las Madres en Canadá y mi aniversario de bodas. Celebré tal y como puede celebrar la mamá de una Frijolita de dieciséis meses, embarazada de dieciocho semanas y casada con un Chef... solita y en mi casa (¡prrrrurum, psssst!), pero cero drama, la verdad es que fui muy feliz disfrutando a mi chavita y reflexionando sobre lo sumamente afortunada que soy al tener a ese par de güerejos en mi vida (¡más el que viene!).

Fue un fin de semana sumamente productivo, afortunadamente me sentí muy bien, así que aproveché el tiempo al máximo haciendo algunas de las cosas que más me gustan: limpiar y ordenar la casa (y no, no es sarcasmo, de verdad me gusta jojo, ya sé pateeeeeeeetica). 

Como además de Día de las Madres era mi aniversario, decidí cocinar para mi Maple Pie su platillo mexicano favorito (rajas con crema) y uno nuevo para él (tostadas de tinga de pollo). Así que el sábado lavé toda la ropa, organicé los clósets de los tres y llevé a la Frijolita y a Xuni a dar un paseo por la marina con la intención de llegar a la tienda de helados. ¿Han intentado sacar solas a una perrita loca y una niña pequeña en triciclo de principiantes estando embarazadas? ¿Noooooo? ¡Pues no lo hagan jamás! Qué helado ni qué nada, creo que la libré por tres cuadras o algo así y tuve que regresarme ante una pug que respiraba como si le fuera a dar un infarto fulimante, una niña que no cesaba de quitarse los zapatos y lanzarlos a la calle, un triciclo que no cooperaba conmigo y una serie de construcciones en la marina que bloqueaban mi paso. Pero no teman, el helado me lo compró el esposo después porque me llevó en coche a la tienda, jojo.

Antes del helado, el Maple Pie, que salió temprano para pasar un rato con nosotras, nos llevó al veintiúnico restaurante decente que tiene este pueblo del averno (no miento... pero exagero, hay como dos restaurantes decentes, quizá tres, pero este es el que nos gusta más). La Frijolita siempre se porta bien en los restaurantes, pero es mucho pedirle a un niño pequeño estarse quieto por más de quince minutos habiendo tantas diversiones potenciales a la mano como saleros, menús, otros comensales, muchas sillas, mucho espacio, etc., así que después de ordenar nuestras bebidas, el esposo y la Frijolita se dispusieron a "pasear" por el lugar para distraerla.

Así que ahí estaba yo, disfrutando de mi refrescoooote (ash, ya sé que no debería tomar refresco, pero era día de fiesta) cuando de repente por todo el restaurante se escuchó el agudo y estridente ruido de la alarma de incendios; todos los comensales comenzaron a voltear para todos lados y yo de plano me pregunté si era hora de salir corriendo y comencé a buscar con la mirada a mis güerillos. Cuál sería mi sorpresa al encontrarme con que ahí estaba la Frijolita con la manota en la alarma de incendios mientras el esposo, rojo como jitomate, y sonriendo nerviosamente decía "ay perdón, fue mi hija, jijijiji, perdón, perdón".

Zaz

Ya me veía yo saliendo escoltada por el manager con mi cara de vergüenza y veía la foto de los tres pegada en la entrada bajo un letrero de "prohibido el paso a estos revoltosos". El esposo regresó a la mesa (tomando el camino largo para que nadie lo viera, por supuesto) y de inmediato se puso a darme explicaciones ante la cara de perro encolerizado que seguramente le puse. Resulta que la Frijolita, que siempre se porta bien, se ha vuelto muy ágil y en un dos por tres de repente se subió al silloncito arriba del cual está la alarma contra incendios y "pum" presionó el botón rojo... porque si algo le ha enseñado Fisher Price es que los botones rojos son para apretarse porque hacen cosas chistosas como, hey, ese sonido agudo y estridente que de repente llena el lugar.

Cuando la mesera llegó con nuestras bebidas nos dedicamos a ofrecer disculpas y "mire, ella siempre se porta bien, no sé qué pasó, es que me distraje, le juro que no vuelve a pasar ¡por favor no nos corraaaaaaaaaaaan!". A lo que más le temíamos era a que llegaran los bomberos y nos multaran por miles de millones de dólares y tuviéramos que vender un riñón, pero afortunadamente, el manager les llamó con tiempo evitando un problema mayor. La mesera, muy linda ella, nos dijo que la alarma andaba medio sensible y llevaban muchos incidentes donde se activaba sola, así que no teníamos de qué preocuparnos.

Pasado el oso -y tras una muy generosa propina y haberle comprado un trago al manager para que no nos odiara para siempre- el esposo me dijo "¡¡con que por eso los papás van a Mc Donald's!!" y a mí también me cayó el veinte. Pues sí ¿dónde más puedes dejar a tus hijos ser niños sin estar "no hagas ruido, no jueges con el tenedor, no molestes a la señora, no corras"? Si dan lata les quitas los zapatos y los metes a los jueguitos mientras los observas tras un vidrio estratégicamente colocado frente a una barra con banquitos y ya está.

Claro, renuncias a una buena comida y te embutes las arterias de grasas saturadas y sodio, pero estoy segura de que en Mc Donald's la alarma contra incendios está lejos de las manitas de los niños. No me malentiendan ODIO Mc Donald's y creo que prefiero que mi hija tome aceite directo de la botella a darle un solo Mc Nugget, pero entiendo el éxito del concepto entre las familias.

Supongo que el debate es viejo ¿tienen derecho los papás con niños pequeños a ir a restaurantes decentes o deben restringirse a los restaurantes de comida rápida o los "children friendly"? Los solteros, y los niñofóbicos dirán que sí, que somos como leprosos y deben tenernos lejos, muy lejos de los demás, exiliados fuera de los aviones, fuera de las tiendas y fuera de los restaurantes. El sábado, sin duda, le dimos un muy buen argumento a quienes piensan así.

Pero bueno, así es esto, y además ya tenemos una anécdota que contar, tipo la que mis papás SIEMPRE cuentan sobre la vez que fueron al Sanborn's de los Azulejos y tuvieron que huir despavoridamente gracias a un desastre incontrolable en mi pañal (en una época en la que no había lugar para cambiar pañales en los baños). Según cuentan, pasaron años para que volvieran a salir a comer a un restaurante... bueno, ya veremos si nosotros nos volvemos a animar (a lo mejor sí, somos muy descarados).

Pero volviendo al Día de las Madres/Aniversario de bodas...

Tras un sábado productivo, me dispuse a vivir un domingo aún más productivo. Me levanté temprano no porque me guste madrugar sino porque la Frijolita no comprende el concepto de "fin de semana" y me dediqué a: cambiar a la Frijolita, darle de desayunar, sacar a Xuni a hacer pipí, jugar con la Frijolita, cocinar la tinga y las rajas con crema, lavar tooooodos los platos y cazuelas, limpiar a fondo la cocina (incluyendo el piso), doblar toda la ropa lavada, aspirar y limpiar a vapor las alfombras y los sillones, lavar los baños, hacer la cama, subir a la Frijolita para su siesta, ver tele, hablar con mi mami por Skype antes de que se fuera a la Marcha Nacional (eres mi máximo mami), checar Facebook y Twitter, sacar todos los DVD de sus cajas y ordenarlos alfabéticamente en carpetas alejadas del alcance de mi niña (para evitar que la Frijolita siga con el hobby de sacar toooodas las cajas y botarlas por toda la casa) y otras cosas que seguramente se me olvidan.

Al llegar el esposo, calenté todo y le serví de comer; cuando le conté todo lo que había hecho en el día me dijo "are you on crack??? How do you have time for all of that!!??" (algo así como "¿estás en drogas? ¿Cómo haces para tener tiempo para todo eso?". Yo contesté un simple "¡tururú!". La verdad fue un gran halago, yo no sé cómo le hago, pero lo hago, supongo en parte porque no me sé quedar quieta por mucho rato y me desespera el desorden, pero creo que la mayoría, sino es que todas las mamás, hacemos lo mismo y mucho más porque... no nos queda de otra, así este negocio.

Por la noche, vi al esposo hacer una listita y al preguntarle qué era me dijo "estoy viendo qué  bola de cosas puedo hacer mañana que no voy a trabajar para que no pienses que soy un flojo inútil mientras tú eres Super Mamá". Repito, el halago del año.

Así que no me queda más que felicitar a todas las que, como yo, hacemos que nos rinda tiempo, dinero y corazón para hacer todo lo que nos corresponde y hacerlo con todo el amor del mundo

¡Feliz día a todas las Super Mamás en todos lados!

Wednesday, May 4, 2011

Post de todo y nada y así

A veces se me ocurren cosas qué escribir, y luego se me olvidan. Otras veces quiero escribir y no se me ocurre qué... total que últimamente mi pobre blog está en el abandono, pero sirva este post de intento por no dejar de escribir, que al final es lo que me gusta. 

Estoy muy contenta por las respuestas al post pasado, en vivo y por escrito; cada vez me convenzo más de que no tengo por qué aferrarme a una idea fija de cómo "deben ser las cosas" sino disfrutarlas como vengan, así que sigo con la idea de disfrutar mi cesárea lo más posible, finalmente, muy probablemente sea la última vez que viva la experiencia de tener un hijo y más vale disfrutarla porque dentro de poco mis hijos serán grandes y no me quedarán más que los recuerdos de sus primeros días.

Al mismo tiempo, descubro que en este rollo de la maternidad hay muchas formas de pensar y no hay una que sea la absoluta y verdadera, lo importante es seguir nuestro instinto y estar en paz con nuestras decisiones. Ha sido muy interesante escuchar experiencias de amigas que han amamantado hasta un año completo y que me dicen que tal vez hubieran hecho las cosas de forma diferente "de haber sabido" y que, por lo menos en mi percepción, no se sienten superiores ni mucho menos por haber amamantado, y no ven con desprecio a las mamás que optan por la fórmula y los biberones. Me gusta escuchar estas historias porque son una prueba más de que hay muchas formas de pensar y ninguna es la "correcta".

Y en fin, vienen a mí puros pensamientos sueltos:
- Se acerca el Día de las Madres en Canadá y en México. Yo me siento "chamaqueada" porque mi aniversario de bodas es el día 8 de mayo, el Día de las Madres en Canadá el primer domingo de mayo y en México el 10 de mayo... se me juntan los tres días y, POR SUPUESTO, dudo que me celebren los tres. Por si fuera poco, el Día de las Madres es uno de los más ocupados en la industria restaurantera, así que el esposo trabaja TODO el día y yo me quedaré en mi casita a picarme los ojos y corretear a la Frijolita. Ni hablar, lo importante es que tengo mucho qué festejar, tengo un marido fantástico y una hija maravillosa.
- La Frijolita es FELIZ en la guardería y nosotros también; las maestras la quieren y la tratan muy bien y siento que estar en contacto con otras personas y otros niños le está ayudando mucho a desenvolverse más. Habrá quien me diga que es coincidencia, y que todo se debe a su edad, pero desde que entró, se ha soltado a hablar muchísimo y es más activa y sociable. Por si fuera poco, nos han hecho comentarios muy positivos sobre su personalidad y comportamiento y yo me siento pavo real.

- Ya que estoy en eso, el debate de las guarderías la verdad es que para mí no tiene mucho sentido, me parecen necesarias para los papás que trabajan y considero que deben estar disponibles, ya si los niños van o no es decisión de sus  papás, pero lamentaría muchísimo que no existieran, o que existieran solo para ciertas familias o a partir de edades más avanzadas (digamos después del año) porque tanto hay mamás que sufren por tener que regresar a trabajar como mamás que quieren regresar a trabajar pronto porque les gusta (y eso no las hace malas madres). Yo de verdad no concibo no volver a trabajar nunca, claro, me encantaría tener más meses de licencia de maternidad porque tres son una verdadera burla, pero de eso a que pase lo contrario y me "obliguen" (por falta de guarderías) a no trabajar más de seis meses o un año, NO SEÑOR. Creo que este tema alcanza para un post en sí, ya veremos.

- Los hijos proporcionan placeres y alegrías muy sencillas que hacen que todo valga la pena; la Frijolita casi diario hace algo que me derrite de ternura o me mata de risa, ya sea que ilumine el dibujo de un patito en la guardería, que cante a su manera "Firework" de Katy Perry o que me arremede sin piedad cuando llamo a su papá diciendo "honeeeeeeeeeey!!!". 

- Por fin me decidí (aaaaay qué mentira, la náusea y los malestares me obligaron, qué) a dejar de comer como si no hubiera un mañana y estoy tratando de comer mucho mejor que antes. Afortunadamente todavía no subo demasiado de peso, pero tendré que poner muchísima atención a la báscula y lo que como para evitar convertirme en Jabba The Hut otra vez (nota mental, pegar una foto de Jabba en el refrigerador y la alacena). Ahora recuerdo con mucha risa mi decepción al no haber regresado a mi peso inmediatamente después del nacimiento de la Frijolita ("¿y por qué todavía tengo panza?") ja ja jaaaaaa.

- Esta nueva panza va bien, he tenido días malos (muy malos) pero en general me siento bastante bien. Quizá en las próximas semanas nos enteremos si viene un Borreguito o una Borreguita y ya les estaré contando. Sigo tomándome fotos una vez por semana, pero esta vez haré una edición diferente y por eso no se las he enseñado a nadie, pero ya pronto. 

- Hablando de lo cual, sufro como Precious porque hemos tomado la decisión de no ir de vacaciones a ver a la familia del Maple Pie este verano. Mi mamá tenía razón (ash), es mejor estarme quietecita este año más que nada por mi propia comodidad (eso de viajar por todos lados con la Frijolita y el Borreguito en la panza no está NADA fácil). Lo que sí, me hacen falta vacaciones en la oficina; últimamente me enojo mucho y necesito un descanso de muchas muchas cosas.

Y en fin, como advertí, este post fue de todo y nada, ojalá el trabajo (en la oficina y en la casa), el embarazo y demás ocupaciones y distractores me permitan escribir algo mejor en los próximos días.